El día 12 de septiembre era mi santo. Fui con mi
madre a recoger al sindicato de actores mi carnet y Emilio Espinosa le dijo a
mi madre que era de “meritoriaje”, tenía que trabajar 18 meses en una Compañía
de Teatro y entonces me darían el de profesional. Fue un bonito regalo el que
tuve ese día.
Otro de los regalos fue que Francisco iba ese día
a casa para pedirle mi mano a mi madre... muy cursi ¿verdad? jajajajaja, así
eran entonces las cosas.
Mientras ellos hablaban yo me fui a casa de una
amiga y cuando terminaron nos fuimos los dos a dar un paseo, lo que hacíamos
todas las tardes cuando no teníamos ensayos y que Francisco no trabajaba.
El había sacado unas oposiciones en el
Ayuntamiento, tenía su puesto de trabajo en la Estación de Autobuses del Prado
de San Sebastian.
Cuando esa noche volví a casa le pregunté a mi
madre que había estado hablando con "Adorna", era su apellido. Desde
ese día ya nunca mas le volví a llamar por su nombre y para todo el mundo era
Adorna.
Ya os conté que la última representación que
hicimos fue en un teatro de Carmona, me alegre de ver que mi memoria aún
funciona bien, me acordaba del nombre del teatro y lo mas importante es que
todavía existe, han cerrado muchos teatros en España y este no y muchos son
obras de artes, como el Falla de Cádiz, el Villamarta de Jerez, etc.
Teatro Falla de Cádiz
Volvemos a mi vida, ya tenía un carné de
meritoria y un novio, mi madre muy contenta. Yo estaba ilusionada pero con
miedo porque no sabía lo que era tener novio, hasta entonces había sido amistad
y teniendo en cuenta que Adorna me llevaba 9 años.
¿Seguiría así toda mi vida?. ¿Sería con esa vida
feliz?... ¿Mi ilusión del teatro, qué podía pasar?... Él tenía un trabajo fijo
para toda la vida pero yo qué podía hacer, ¿trabajar limpiando en una fabrica,
cosiendo...? No... Yo quería trabajar en el teatro y… ¿estaría dispuesta a
renunciar a mis sueños?. Todo el mundo daba por seguro que en poco tiempo nos casábamos.
Cuando empecé en el mundo del teatro, en mi
barrio El Tiro de Línea en la
calle Morón, vivía otra joven que también empezaba, era unos
años más pequeña y le gustaba mucho la copla. Estudiaba
en la academia de Adelita Domínguez y se llamaba Encarnita Polo. Yo conocía a
toda su familia. Hicimos algunos bolos juntas, yo en la obra de teatro y ella
al final de la obra cantaba y otras bailaban como un fin de fiesta.
Todo este tiempo fue rutina, llegó el 4 de
octubre, día de San Francisco de Asís. Fuimos al cine y recuerdo que fue el día
que le dí a Adorna mi primer beso, él me lo pidió, eso ni fue beso ni nada de
nada. Hoy pienso que pena de juventud de mi época, todo era pecado. La sociedad
era muy puritana e hipócrita, nosotros nos conformábamos con poca cosa, al
menos lo intentábamos.
Adorna y yo con nuestros paseos por el parque,
los ensayos, leer y recitar poesía, nuestros bolos por los pueblos cercanos y
reunirnos de vez en cuando en el bar de las Maravillas, ya os he hablado de ese
bar.
Este sitio era para nosotros como un periódico,
allí nos enterábamos de lo que pasaba en el mundo del teatro, se reunían muchos
actores, los estrenos de Madrid, las Compañías que estaban por Andalucía.
Con todo esto que os cuento quiero aclarar que mi
juventud fue más feliz que mi niñez al menos más culta y rica en valores
humanos. Yo sólo me limitaba a escuchar, se hablaba de política, de censura en
el teatro... Me acuerdo de una noche con el teatro casi lleno nos prohibieron
representar "Juan José" de Dicenta porque en un momento Juan José le
dice a Rosa: "Tú eres para mí como la Virgen que está en el altar"... por esa frase suspendieron la obra. De
estas anécdotas tengo muchas que ya os iré contando.
Tenía muchas ganas de que llegaran las navidades
de 1950, ver a mi Chico cantar sus villancicos, ya habían empezado a ensayar y
sobre todo vivirlas con mi familia y Adorna aunque no sabía si el podría estar
con nosotros porque además de trabajar en la Estación de Autobuses había
empezado en el cuadro de actores de la radio.
En fin, mi vida dió un cambio como era natural,
pasé en poco más de un año de ser una niña interna en un colegio y tener miedo
a todo a ser una mujer con una posible boda a la vista.
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