Que largo es un año haciendo siempre lo mismo y sin nada que te guste del todo, escuchar la radio, coser, ir al cine de vez en cuando siempre acompañados por la hermana de mi novio y mi hermano… así iban pasando las semanas y los meses.
Llegaron otras Navidades, igual que las del año pasado, Noche Buena en mi casa y Navidad en la de Adorna, sólo había una novedad ir por la tarde todos los amigos al bar Las Maravillas, unos cuantos del grupo de teatro y mi cuñada Adela.
Cuando llegamos estaban esperando, felicitaciones, besos, novedades.
El día 28 de Diciembre teníamos una nueva representación en Los Palacios, un pueblo muy cerca de Sevilla.
Yo miré a Adorna y dijo que pediría permiso en el trabajo pero que sería muy difícil, su hermana Adela intervino y dijo:
-Para mi hermano lo principal es su trabajo y no el teatro…
Adorna se quedó callado, yo también.
Siguieron las bromas y uno de ellos dijo:
-Estos dos tortolitos están muy enamorados, dentro de nada se nos casan.
Yo empecé a reírme pero me duró muy poco la risa porque mi cuñada volvió a decir:
-Mi hermano mientras viva mi madre y yo esté soltera… no se casará, me lo ha jurado.
Todos nos quedamos callados, él también.
Yo rompí el silencio:
-Yo voy a Los Palacios, conmigo podéis contar. ¿Cuándo nos vemos para ensayar?
-El jueves…
Me dijo Miguel Roldan… a las seis de la tarde nos vemos.
Cuando terminamos de merendar nos marchamos para mi casa. Mi cuñada me dijo:
-¿Por qué has dicho que vas a ir a Los Palacios si no puede ir mi hermano?
-Porque yo si puedo ir.
Adorna dijo:
-María mañana nos vemos donde siempre.
Nos despedimos con un beso y me subí al autobús camino de casa. Ellos se marchaban para el pueblo.
Cuando llegue a mi casa iba llorando, hacia mucho que no lloraba, desde que estuve en el colegio. Este llanto no era de pena por la falta de mi madre y mis hermanos, era de rabia, de mujer dolorida. Así pasé toda la noche.
A la mañana siguiente mi madre me notó algo.
-¿Qué te pasa?
-No lo sé…
No hablamos más en ese momento.
No hablamos más en ese momento.
Por la tarde a las seis me marché para el parque, al salir me dijo mi hermano Manolo… ¿voy contigo?... no, le dije yo. Mi madre me miró y él se quedo muy serio mirándome, yo me marché al encuentro de Adorna.
Cuando llegue al Parque no estaba Adorna, miré que venía a lo lejos, me senté en uno de los bancos de la Glorieta y espere a que llegara.
-Hola…
-Hola… le dije yo.
El como buen actor me dijo:
-Con dos olas como estas, se fue a pique la Invencible…
Yo no dije nada.
-¿No te hace gracia?
-Siiii…
-Es de una obra de Muñoz Seca.
-Ahhh… ya.
El me dijo:
-Creo que no puedo ir a Los Palacios.
-Me lo imaginaba.
-¿Por qué?
-Ya lo dijiste.
-Dije que quizás no me darían permiso.
-¿Así ha sido, no?
-¿María que te pasa?
-No sé, quiero que me lo digas tú.
-¿Yo?... ¿Por qué?...
-¿Por qué te quedaste callado cuando dijo tu hermana…
-Ahhh, ya. Eso se lo dije cuando era pequeña.
Adorna le llevaba a su hermana diecisiete años y claro le daba todos los caprichos que podía.
-Pero mira como ella se acuerda…
En ese momento pensé: ¿Dónde están ahora los guardias, hoy que si es de verdad la pelea, dónde están?...
-María, ella tiene un poco de razón, por ahora no podemos casarnos, tengo que ayudar en mi casa porque las cosas no están bien.
-¿Qué tiempo debemos esperar?
-Un par de años.
-A mí me parece bien pero como a mi familia también le hace falta que yo trabaje y no lo tengo como tu, me iré a trabajar en lo que me gusta.
-¿Pero qué dices?
-Que me voy, si piensas casarte dentro de dos o tres años ya sabes donde estaré, si seguimos pensando lo mismo.
-María… ¿Qué dices?
-Adorna, en Junio de este año he cumplido 20 años y tu en enero cumplirás 30, si tenemos que esperar, esperaremos pero tu aquí en tu casa, en tu trabajo y ¿yo?... dónde Dios quiera.
-Mañana sin falta iré para hablar con tu madre.
-Te pido por favor que no lo hagas, esto es entre tú y yo, será un pacto entre los dos, yo me voy y tú lo piensas. Cuando lo tengas claro me buscas, nada de cartas ni de dirigirnos la palabra, no quiero saber nada de ti y que tu sepas de mi.
Adorna dijo:
-Bueno… vámonos.
-Vamos…
Al llegar a mi casa nos dimos un beso y nos dijimos adiós.
Cuando entré en casa mi madre me estaba esperando.
-¿Qué pasa?
-Nada…
-¿María… ¿qué pasa?
-Mama quiero que escribas a tu amiga, me voy al teatro.
-Pero… ¿por qué?
Se lo conté todo y me lleve toda la noche llorando y a la mañana siguiente me levanté decidida para hacer lo que había pensado. Vino a tomar café Carmen Llorens, la señora que tenía dos nietas que eran mellizas, mi madre se lo contó todo y ella le dijo, encárgate de escribir una carta a Pepita Trabanco, está en Córdoba… Yo me encargo de la ropa, mis nietas tienen cosas que no usan ya y pueden venirle bien a ella para el teatro.
Todo esto pasó un jueves, al jueves siguiente recibió mi madre una carta que decía:
“Querida María, el lunes Dios mediante va mi hijo Joaquín a Sevilla para hablar contigo de lo que me pides para tu hija, quiere verte a las siete de la tarde en el café Britt que está junto al teatro San Fernando. Un abrazo de tu amiga Pepita Trabanco”.
Teatro San Fernando de Sevilla, ya no existe, en su lugar, como no, hay un banco.
ya?? jolines y que mas paso?? siempre me quedo a medias...........(suyma)
ResponderEliminarSuy si lo contara todo del tirón no comeriamos en casa, besos.
EliminarMujer de caracter... Fuerte y decidida :) Mi abuela!
ResponderEliminarTu abuela, si mi arma, puedes decir que tienes abuela y sí el carácter fuerte lo tengo, a veces es bueno y otras veces pienso que es malo, besos.
ResponderEliminar