A la semana siguiente se estrenó
Santa Genoveva. Una obra de época donde los caballeros se iban a la guerra y
siempre dejaba en sus tierras alguna persona para cuidarlas. El Conde deja a un
caballero que quiere abusar de la condesa y ella con su sangre escribe una
carta se la da a la doncella y ésta le dice que llegará a su esposo la prueba
de su inocencia. Yo hacía el papel de la doncella y llorando a “lágrimas viva”
le dije en tono brillante:
-Señora... yo haré llegar a
vuestro esposo la prueba de vuestra popa.
Genoveva de Brabante es la heroína de una leyenda medieval. Su
historia es un ejemplo típico de la historia de una casta esposa
falsamente acusada y repudiada, por el testimonio de un pretendiente
rechazado.
Joaquín que estaba entre bastidores porque hacia
el papel de malo, se llevo unos minutos sin poder salir a escena y Anita que
era Santa Genoveva en una manta en el suelo fingiendo que lloraba pero riendo
sin poder parar. Yo me quedé tan tranquila, ni cuenta me di de lo que había
dicho.
Esa noche había invitado a Dolores, mi patrona.
Ella decía que las obras de teatro de los Santos le gustaban mucho. Cuando
terminó la obra todos se reían, yo esperaba que Joaquín me riñera pero cuando
me pagó me dijo:
-María siempre tienes que pensar lo que dices,
nunca te calles ni te vuelvas atrás. Hoy nadie se ha dado cuenta de tu camelo
"equivocación", a mí me ha hecho reír y eso también es bueno pero
procura que no te pase más.
Cuando íbamos para la casa dijo Miguel:
-Si esto nos pasa a algunos de nosotros
cualquiera escucha a Joaquín.
-Pero lleváis mas tiempo que yo.
-También es verdad- dijo Miguel.
Esa noche cuando llegue a la casa Dolores estaba
esperando y me dijo que había estado muy bien y le había gustado la obra mucho.
El malo es muy guapo, bueno, son todos muy guapos y buenos artistas.
A la mañana siguiente le conté a mis compañeros
lo que había dicho mi casera y se rieron, fuimos al puerto. Nos quedaban pocas
noches en Cartagena y aun no habíamos visto muchas cosas.
Esa noche nos dijo Joaquín que íbamos a
Gandia.
Pailebotes en el Puerto de Gandía. Autor: Juan Ibáñez Aznar. Gandía, 1947. (Archivo Municipal de Gandía. Imagen 1249/32).
Tengo que aclarar que llevábamos unas 60 obras de
repertorio y unas 5 o 6 la repetíamos varios días como: La Pasión de Jesucristo, Diego
Corriente, Santa Genoveva, El Conde de Montecristo, Mancha que limpia y Dueña y
Señora. Ese era el motivo de estar siempre más de 3 meses en el mismo sitio y
al estar tanto tiempo le llegábamos a tomar mucho cariño a las personas con la
que vivíamos. Eso me pasó a mi con Dolores en Cartagena por eso todavía me
acuerdo pero en muchos sitios no fue igual y hay de muchos sitios que no
recuerdo ni la casa ni a las personas.
Lo que si me acuerdo es que cada 15 días le
enviaba dinero a mi madre, podía hablar con ella. En casa todo iba bien. Mi
madre y Doña Pepita se escribía, eso lo supe después de mucho tiempo.
Recuerdo que en Gandia pasé la Noche Buena de ese
año, sin mi familia. No sabía como la pasaría, Joaquín nos dijo que el día 24
no se trabajaba pero el 25 sí y además teníamos dos representaciones, una
infantil y otra para adultos, debíamos tener cuidado con no pasarnos el día de
Noche Buena.
El señor Nevares y María, su mujer, nos dijo que podíamos
ir a su casa para la cena, Enriqueta y Viesca también, así todos los demás nos
invitaron a los chicos y a mí. Todos menos Joaquín y Anita, ellos no celebraban
nada, era una noche mas.
Nosotros tres cenamos con María y Nevares, cuando
nos íbamos para casa sería la una y pico de la noche, nos encontramos con unos jóvenes
que iban cantando con panderetas y nos fuimos con ellos. Mariano y yo
terminamos bailando sevillanas, se acabaron los villancicos, todos acabaron con
sevillanas. Sobre las seis de la mañana nos fuimos para casa, era la primera Noche Buena
que la pasaba con jóvenes de mi edad, sin complejos y disfrutando del momento.
El día 25 casi todos los jóvenes que estuvieron
con nosotros fueron al teatro. Joaquín nos preguntó que había pasado al ver que
nos conocíamos, se lo contamos y nos dijo:
-Ya sabéis... en todos los sitios hay que hacer
amigos.
Eso hicimos y luego nos escribíamos con ellos. Recorrimos
toda la provincia casi dos años. Empecé a trabajar en casi todas las obras.
Recuerdo un momento malo, Margarita la pequeña de Joaquín se puso muy malita
con Meningitis, Anita y la niña se fueron para Sevilla y se quedaron en una
casa que allí tenía el señor Nevares. Joaquín nos dijo que estaríamos dos días
sin trabajar hasta que Anita volviera. Nos dijo las obras que no podían
ponerse de momento como Cancionera, ella hacia el papel de la Adelfa. Yo le dije a Joaquín
que me lo sabía, el me miró muy serio y me dijo:
-¿Tu te comprometes?
Le dije que sí. Esa noche después de la obra de
teatro Joaquín me dijo que tenia que ir a Sevilla y me traería el carné de
actriz, ya el oficial y no el de meritoria. Piensa en los papeles que hace Ana
y puedas tu hacer y si te lo sabes bien me lo dices.
Por todo esto yo creo en las oportunidades, no se
saben cuando van a llegar pero cuando llegan hay que aprovecharlas, esa vez fue
por algo triste porque se puso malita la niña mas bonita del mundo para que yo
empezara a hacer trabajos importantes y esto pasó casi a los 30 meses de haber
abandonado Sevilla.
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