El domingo por la mañana fuimos al colegio mi
hermano Manolo y yo. Cuando llegamos las monjas estaban en sus cosas. Le dije a
la portera que por favor avisara a Sor Pilar y Sor Josefina, nos dijo que no
estaban, habían ido de excursión como todos los domingos al parque. La portera
me preguntó que cuanto tiempo había pasado desde mi ultima visita, yo le dije
tres años y pico. Nos despedimos de ella.
Nos fuimos por el camino por dónde sabíamos que
ellas volverían, a Sor Pilar le conté el motivo de mi visita a Sevilla, la
muerte de mi abuela y que nos quedaríamos unos cuantos meses ya que la Compañía de Teatro donde
estaba trabajando llegaba en esos días a Sevilla. Le dije que nada mas pudiera
iría por el colegio a ver a las niñas, ella me dijo que intentara ir entre
semana ya que ahora se marchaban a sus casas los fines de semanas.
Me pareció muy bien y Sor Pilar me dijo que los
tiempos iban cambiando.
A la vuelta para casa hablé con mi hermano Manolo
del trabajo, no le gustaba y ganaba poco. A él lo que le gustaba era conducir
pero no sabia cuanto le podía costar sacar el carné. Le dije que preguntara
cuanto costaba y si ya tenía edad para sacarlo, que aprovechara ya que yo estaría
ahora un tiempo en casa para poder ayudarle.
Al llegar a casa mi madre me contó que mi Chico
había llegado llamándome porque había visto los camiones en el cine descargando
el Teatro. Me llegué a casa de Encarnita Polo, dónde se quedarían Joaquín y
familia a vivir, seguro que allí sabrían que día llegaban ellos.
Aún tardarían 3 días, al día siguiente pensé en
llegarme al bar Maravillas a ver si localizaba a Mariano y Miguel. Empezaban
mis nervios y esta vez más porque era en mi ciudad, en mi barrio. Mi madre me
dijo que era normal, Yo le temía que el barrio fuera mas critico y mi madre me
dijo que igual que en todos lados, si las cosas se hacen bien acabaran todos
diciendo que les gusta y me dijo que yo sólo tenía que hacer lo que sabía y
demostrar que lo llevaba en la sangre.
Me dió mucha tranquilidad todo lo que me dijo mi
madre. Menos mal que debutábamos con Dueña y Señora y en esta obra doña Pepita
estaba genial, yo siempre la veía entre bastidores. Mi miedo era otro, los
papeles infantiles como el de la
Cenicienta donde hacia una de las hermanastras, decían en
muchos sitios que estaba odiosa, seguro que en mi barrio me tiraban tomates.
Deje de pensar en eso, ya pasaría lo que tuviera que ser.
Cuando llegó mi Chico estaba contento porque el y
tres amigos habían estado ayudando a entrar materiales, había dicho que era mi
hermano y le preguntaron si quería echar una mano y les pagaron a los cuatro
tres duros a cada uno.
Yo le dije que no volvieran por allí hasta que empezáramos
porque venia mucho equipaje y no podía estar por allí gente extraña, el me dijo
que vale y mi madre también se lo aconsejo, volvió a contestar vale.
Cuando comimos y terminé de recoger la cocina me
puse con mis cosas y mi madre a leer, así pasamos la tarde.
A los pocos días a media mañana vino una niña de
la calle Morón a decirme que fuera a casa de Encarnita Polo, ya que habían
llegado Joaquín y familia y Anita quería verme. Quería saber si mi madre estaba
bien para ir ella y doña Pepita a verla, yo le dije que claro y ella me dijo
que me iba a pedir un favor. ¿Puedes mañana por la tarde llevarte a las niñas
un rato para poder ver nosotras a tu madre a solas?. Ani quiere ir contigo al
cine y a merendar, dice que tú se lo prometiste. Le dije que era verdad, se lo
dije que nada mas llegaran a Sevilla las llevaría, veré que película están
poniendo donde ellas puedan ir. Le pregunté a doña Pepita si ella creía que estábamos
preparadas para hacer la obra, ella me dijo que sí, repasando unos días
mientras no empezáramos a trabajar. Quedamos que en un par de día volvería para
ensayar con ella y la niña.
Cuando iba para casa le pedí prestado al padre de
una amiga el periódico y pude ver las películas que estaban en ese momento de
estreno.
Al día siguiente cuando llegué por la tarde para
recogerlas las niñas ya me estaban esperando y Joaquín me preguntó donde íbamos
a ir, le dije al cine y luego a merendar. El me dió 50 duros, me dijo que a la
vuelta cogiéramos un taxi. No me acuerdo bien la película que vimos, era cómica
creo “La fiera de mi niña”, lo que mas recuerdo es que al protagonista lo
amarran a un árbol unos niños vestidos de indios y jugaban con él.
Teatro-Cine Cervantes en Sevilla
A las niñas les gustó mucho, aplaudían y se
rieron. Cuando llegaron se lo contaron a sus padres y sobre todo Ani le decía:
-Papa... estábamos muy altas, yo ponía la mano y
se veía en la pantalla.
Joaquín me miró y me dijo:
-¿Donde las has llevado? ¿Al gallinero?
-Donde había entradas.
Le fui a dar la vuelta del dinero y el me dijo
que lo dejara para otro día. Ani no tardó en preguntarme cuando la iba a llevar
al parque, yo le dije el domingo por la mañana.
Anita me preguntó como se habían portado y le
dije que muy bien, ella me dio las gracias. Hemos visitado a tu madre y la
vemos muy bien, hemos estado un rato con ella y está muy contenta contigo, le
parece mentira como has madurado, nos ha dado las gracias por lo que habíamos
hecho por ti y doña Pepita le dijo que yo había trabajado mucho y que debía que
tener confianza en mí porque sabía lo que quería.
Al llegar a casa mi madre estaba contenta por el
cariño que le habían demostrado. Mi hermano Antonio que se estaba preparando
para ir al trabajo me dijo que si todas las mujeres que venían en la Compañía eran iguales que
las que habían estado en casa, eran un buen ganao. Esas cosas eran las que me
molestaban de mi hermano, siempre decía esas cosas para demostrar su machismo.
Mi madre me hizo un gesto y yo no dije nada. Cuando se fué, mi madre me dijo que todo lo que decía era
mentira, ya que había salido a saludarlas y había estado muy correcto y
cariñoso con las dos y cuando se fueron había dicho que Anita era guapísima,
que si todas las mujeres que venían eran así habría que ir al teatro. Yo pensé:
Dios mío mejor que no vaya.
Cuando llegó mi Chico ya dijo que estaban
poniendo los carteles para el viernes próximo, ya estaba todo en marcha.
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