Cuando todos los regalos y aplausos acabaron, recogimos y nos fuimos como
casi todas las noches a tomar algo al bar donde nos reuníamos todos
nosotros y algunos amigos del barrio, una de ellas Pilar me dijo:
-¿Te ha gustado el regalo?
En ese momento pensé en el regalo, lo busqué en el bolso. Menos mal que lo
encontré, con tanto jaleo no sería extraño haberlo perdido. Era un reloj de
pulsera Festina, fue mi primer reloj, muy bonito. Le dí las gracias.
Estaban de moda en esos años
Hay algo que se me olvidó comentaros en el capítulo anterior y hoy he
recordado y fue el momento que Ani me enseñó su muñeca Mariquita Pérez. Cuando
a mi me dieron el chaleco me encantó pero hubiera preferido una muñeca igual
que la de la niña, era ya una mujer pero pocos muñecos había tenido y mucho
menos una tan bonita, muchos años mas tarde tuve mi muñeca ya os contaré quien
me la regaló cuando llegue el momento.
Recuerdo que pasaban los días muy deprisa, ninguno era igual al otro. Unos
días los materiales de la casa, otros días la ropa que comprar. Lo primero que
mi cuñado Juan quiso encargar fue la reja para nuestra habitación y quería que
yo fuera con él. Le pregunté el motivo y me dijo que debía de ser yo la que
eligiera a mi gusto ya que sería mi dormitorio.
La casa era una locura, porrazos y escombros por todos lados. Me llevé todas
mis cosas al teatro y las metí en mi baúl. En fin,
todos sabéis lo que son los albañiles.
Faltaba poco tiempo para que termináramos en el Tiro de Línea
y estaríamos 6 días de descanso. El tiempo justo para que yo pudiera
comprar mi ropa, el ajuar que necesitaba para casarme. Otras chicas lo
hacen con tiempo en meses o años, yo sólo tenía un par de meses.
En casa todos ayudaban, mi hermano Antonio por las mañana y por la tarde Manolo y el
Chico, así que todo iba rápido. Los últimos días que estuvimos en el barrio con
el teatro fueron preciosos. Cuanto cariño nos demostró la gente, no querían
que termináramos pero era imposible, llevábamos más de
cuatro meses a función diaria y a veces repetíamos la misma hasta 3 y
4 días, llegaba el final. Yo estaba contenta con las amigas que había
encontrado gracias al teatro no me podía creer que con el miedo que empecé el
día del debut iba a terminar tan segura de mi misma y con tantos amigos en el
barrio. Mi madre muy contenta y sobre todo mi reconciliación con Adorna.
Adorna una de las cosas que me dijo es que nos íbamos a tomar las
cosas con tranquilidad sin agobios porque no teníamos prisa, aquí
entra el dicho que el hombre propone y Dios dispone.
Terminamos las representaciones a mediados de Diciembre y tuvimos unos días
de vacaciones, llegaba la Navidad, cuatro años que no las pasaba con mi familia
y con Adorna.
Casi todas las tardes nos seguíamos reuniendo en el bar del barrio para
merendar con Miguel, Mariano, Adorna y dos o tres amigos mas. El día de Pascuas
también nos acompañaban mi cuñada Adela y mi hermano Manolo. Estábamos hablando
de muchas cosas, no se como salió el tema de la boda y alguno preguntó ¿cuando
os casáis? No teníamos aún fecha y mi cuñada Adela intervino diciendo que ella
creía que todavía no podíamos casarnos porque no teníamos casi nada de todo lo
que hacía falta para una boda.
Adorna me miró, mi cara tuvo que cambiar, yo entonces dije:
-¿Qué día es hoy?...
Mariano que me conocía muy bien dijo:
-Hoy es 26 de Diciembre de 1954.
Yo me quedé un rato callada y muy seria dije:
-Bueno... pues yo juro por la memoria de mi padre que si el año que viene
por estas fechas no estoy casada con Adorna, no me casaré en mi vida. (Creo que
fue la primera vez que juraba por la memoria de mi padre).
Mi hermano Manolo se quedó mirándome con extrañeza, como si no me conociera.
Adorna me cogió de la mano y Mariano empezó a reír a carcajadas y dijo:
-Olé... mi Escarlata O´hara.
No hablé nada mas y Adorna solo me miro. Mariano preguntó, cambiando de
tema, a qué hora teníamos que estar al día siguiente en los Palacios y Adorna
le dijo que a las 6. Terminamos la merienda y todos nos marchamos para nuestras
casas. Mi hermano Manolo venía conmigo y Adorna se marchó con su hermana,
cuando nos despedíamos me dijo Adorna que al día siguiente llevaban todo lo que
faltaba de la obra, le pregunté a qué hora y me dijo que no sabía.
Cuando íbamos para casa mi Manolo me preguntó por qué me había enfadado
tanto cuando mi cuñada Adela dijo lo de la boda y le expliqué que ella tuvo la
culpa de que yo me enfadara con Adorna la vez anterior y al parecer pretendía
otra vez lo mismo y yo no estaba dispuesta a que ni ella ni nadie se metieran
en mi vida. Él se quedó callado no fuera a meter también la pata y me enfadara.
Qué pesaita tú cuñada Adela madre mía. Muchos besos María!
ResponderEliminarUn poco si que lo fue pero luego los años la hicieron cambiar y ha sido siempre muy cariñosa.
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