Cuando llegó el momento de volver a trabajar busqué una persona
para que ayudara a mi madre, actuábamos en Los Palacios, yo venía cada dos días
a Sevilla por la mañana pero tenía que estar en el teatro a las siete y casi no
me daba tiempo para hacer compras y poco mas.
En Los Palacios
estuvimos viviendo en casa de Paquito Cabrera, Joaquín Anita, las niñas y yo.
Tengo muy bonitos recuerdos de aquellos días en ese pueblo cercano a Sevilla.
Hice muchos amigos de verdad, tengo que darle gracias a Dios porque en la vida
los verdaderos amigos me han fallado muy pocos.
Ana, la madre de
una amiga del Tiro de Línea fue la que me hizo el vestido de novia y también
dos trajes de vestir (se llamaban entonces, trajes de calle).
El de novia era
negro, llame la atención porque las novias tenían que ir de blanco. Mi madre
fue a la primera que no le gustó pero yo le expliqué que así luego el vestido
me serviría como traje de noche para irme a trabajar al teatro. Ella me dijo
que yo no volvería a trabajar en el teatro y le tuve que explicar que después
de la boda teníamos 40 días de vacaciones y ese sería nuestro viaje de novios,
nos iríamos con la compañía esas semanas y así ganaríamos un dinero extra. Ella
sabía muy bien que yo aunque me casara nunca dejaría el teatro.
En Los Palacios
tengo que destacar que fue todo un éxito, representamos muchas obras y algunas
muchos días: Diego Corriente 8
días, La Pasión de Jesucristo 11 días, en la que participaron muchos de los jóvenes
del pueblo como Paquito Cabrera, Miguel Rondon, uno de apellido Morubes. De
todos ellos el que después se dedicó durante mucho tiempo al teatro y
representante de artistas fué Paco Cabrera muy amigo de Adorna y mío, hoy ya no
vive. Fueron semanas felices casi 3 meses largos del año 1955.
Después nos fuimos
a Cádiz, madre mía... si yo aquellos días hubiera sabido lo que mucho mas tarde
significaría Cádiz en mi vida.
El teatro estaba
instalado en Puerta Tierra en la entrada de Cádiz, cerca al barrio de la
Viña. Desde Puerta Tierra no había más que una salida para entrar y salir de
Cádiz ese era el que yo conocí.
Puerta Tierra (hace unos años, ahora está muy
distinto)
Vivía en una pensión cerca de la plaza de San Juan de Dios,
entonces desde la Catedral había una avenida con unos bancos y el mar. Todas
las noches cuando terminábamos la representación nos reuníamos en aquellos
bancos y muchas noches nos llegó a salpicar el agua.
Recuerdo que una de las
representaciones alguien dijo:
-Está en el
público Don José María Pemán.
Todos nos pusimos
nerviosos. Como es natural cuando terminó la función subió al escenario a
felicitarnos a todos pero a mí me dijo:
-Que pena que los Hermanos Álvarez
Quinteros no te pudieran conocer, les hubiera gustado verte como
interpretas sus obras. Yo no entendí si me estaba alabando o riñendo y me quedé
callada, Joaquín le dió las gracias y le dijo:
-Ahora mismo está
asustada por su presencia.
Pemán le dijo:
-Pues que no lo
esté y a todos ustedes felicitaciones.
Cuando se fue
empezaron todos a decir: Mira... y parecía tonta cuando la compramos...y es a
la única que ha felicitado. Yo como siempre sin saber que decir, me quedé
callada.
Entonces se vivían
en Cádiz los Carnavales de otra forma que ahora porque estaban prohibidos. Los
habitantes de Cádiz siempre han sido especiales y no le importaba, ellos sabían
muy bien como criticar lo que no les gustaba y hacerlo con mucha gracia.
Adorna iba todas
las semanas a verme y trabajar los días de descanso en la Estación de
Autobuses.
Podría contar
muchas mas cosas de Cádiz pero lo haré cuando llegue el momento. Hoy sólo os
contaré algo que nos pasó una noche representando la Pasión de Jesucristo.
En
el acto de la calle de la amargura quitaron el telón de fondo para que se viera
el Cielo, las estrellas y la Luna (no era decorado, se veía el cielo de Cádiz
de una preciosa noche), está Jesús en la calle de la amargura, cae de rodillas
y entra la Virgen, se abrazan. Cuando los separan y Jesús sigue andando entró una
golondrina y se le paró en la corona de espinas; Jesús seguía caminando y
todos, la música, el público y nosotros todos sobre cogidos, se echó el telón y
nadie aplaudía, se volvió abrir telón y la golondrina se fue volando por el
público y todos de pie empezaron aplaudir mas de 5 minutos sin parar. En fin,
entre la golondrina y lo que gustaba la representación tuvimos que poner
la obra muchas noches y el teatro lleno, la golondrina no volvió la siguiente
noche eso no importó.
Quiero dejar un
recuerdo de los Carnavales de Cádiz de aquella época y tanta hambre había...
por desgracia casi como ahora:
Me dice mi mama
suegra,
mi niña no come
nada
y cuando abría la
boca
ella tragaba mas
que una draga.
!Viva Cádiz!
No hay comentarios:
Publicar un comentario