Cuando a los quince días me dieron el alta, el médico me dijo que D. Mauricio quería verme con mi marido en su consulta. Tardamos en ir otros quince días y cuando nos vió entrar se dirigió a mi y me dijo:
-¿Que tal la llorona?
Yo empece a reírme y me dijo mira si se ríe y todo, a lo que le contesté que me había recordado cuando en el colegio también me llamaban la llorona echando de menos a mi madre los primeros meses.
-Bueno... pues no llores mas porque todo está bien y no hagas caso a quien te diga que no tendrás hijos, todo depende de los dos (eso lo dijo mirando a Adorna). Por lo demás todo bien por mi parte. Si tienes alguna molestia vienes a verme o a tu tío Guillermo, no esperes días, si las tienes rápido tenemos que verte.
Nos despedimos y nos fuimos muy contentos. Pasaron unos días y una tarde paseando por el centro de Sevilla terminamos en las Maravillas (el bar donde nos reuníamos cuando empezamos con los ensayos). Nos llevamos una sorpresa, bueno, me la llevé yo porque Adorna ya lo sabía. Miguelito estaba en Sevilla. No había querido decirme nada para no molestarme mientras me recuperaba y por eso no había ido a visitarnos. Después de los primero besos y abrazos nos quedamos muy callados los tres. Miguelito entonces fue cuando me preguntó por qué no le había dicho nada de lo que iba a pasar en la Compañía. Le dije que no podía porque Joaquín nos lo pidió. Miguelito me dijo:
-Tu ademas de estar esos días enfermas estabas peor por saber lo que nos pasaría.
-Claro- le dije yo.
Cambié de tema preguntándole por Mariano, él me dijo que suponía que estaba bien pero no estaba en Sevilla, se había marchado a Madrid. Nos quedamos otra vez callados y al rato él empezó a contarme como había pasado todo cuando nosotros nos marchamos. Me dijo que la primera en marchar había sido Doña Pepita vino su hijo Miguel por ella. Después se marchó Anita y las niñas y a la semana siguiente terminamos todos los contratos. Los Salgueros marcharon a Barcelona, Nevares y señora a Sevilla, Mariano a Madrid.
Mariano le escribió a Miguelito y le dijo que estaba buscando trabajo pero si no encontraba se marcharía a Londres con su hermano y ya no sabía nada de él.
Nos quedamos callados y al rato le dije:
-¿Qué te parece si cuando pasen unos días que yo esté bien nos reunimos aquí de nuevo, llamamos a Coral y su hijo, unos cuantos mas y montamos alguna cosa de teatro para representarla en varios sitios? Claro que de buscar algo tendrían que ser tu porque Adorna no puede con el trabajo.
El me miró, entonces Adorna dijo que con nosotros 3 y unos cuantos mas se podían hacer cosas, cobraríamos todos iguales pero que Miguelito cobraría mas por su trabajo de representante- ¿Qué te parece? hasta que encuentres trabajo podía ser una ayuda-
El dijo que le parecía bien y se pondría en contacto con los demás. Terminamos de merendar y nos despedimos. Miguelito quedó en llamarnos cuando tuviera algo y quedar en los días para ensayar.
Cuando íbamos para casa Adorna me dijo que no me había dicho nada de Miguelito por no preocuparme y que teníamos que ayudarlo en todo lo que pudiéramos, yo le dije que por supuesto.
Pasaría una semana cuando nos reunimos otra vez en las Maravillas para que nos contara Miguelito lo que había encontrado y nos dió mucha alegría ver a los amigos que teníamos en los Palacios, Paco Cabrera que ya os he contado era representante, nos ofreció trabajo para cuatro fines de semanas los que Adorna descansaba y luego vinieron muchos mas cosa que nosotros no esperábamos. El grupo lo formábamos 6 personas, Coral, su hijo Jesús y una novia que tenía en esos momentos Loli, Miguelito, Adorna y yo. Acordaron entre todos que Adorna fuera el director y que lo que él dijera es lo que ensayaríamos y representaríamos, esto se decidió por votación.
Cuando llegamos a casa a mi madre no le pareció bien porque yo aún no estaba bien del todo, le dije que teníamos que ayudar a Miguelito y lo comprendió. Esto fue ya nuestra vida con respecto al teatro, enseñar a muchos y ayudarlos cuanto podíamos, en Sevilla todos los que habían trabajado con nosotros sabían que tenían una casa y ayuda. Fueron muchas ocasiones en las que pudimos echar una mano pero me gustaría destacar una. Fernando Picaso tenía un hijo que necesitaba operarse en San Juan de Dios en Sevilla, ellos tenían compañía de teatro y trabajaban de un lugar a otro. El niño se quedó con nosotros, lo operaron, se recuperó y hasta la comunión hizo en Sevilla, nosotros fuimos su familia hasta que nos necesitó y sus padres el día de la comunión cuando llegaron y vieron lo que habíamos organizado nos lo agradecieron mucho ese día y todos los días de su vida, esos amigos aún siguen teniendo contacto después de muchos años.
Otro de los casos en los que nos pidieron ayuda fueron unos muchachos que habían terminado la carrera de cine y querían hacer un corto y presentarlo a concurso. No tenían dinero para pagar actores, necesitaban una pareja, hombre y mujer de edad madura. El título del corto era El Viejo y el director Nicolás Muñoz, el papel principal lo interpretaba Iñaqui Miramón (posiblemente os suene el nombre ya que es en la actualidad un actor conocido tanto en cine como en televisión) el corto le dió mucha fama y trabajo.
Iñaki en la época que lo conocí.
Estos chicos fueron a un sitio llamado la Carbonería donde se reunían personas de teatro, cine y cante. Allí le dieron nuestros nombres y dirección. Nicolás nos dijo que nos necesitaba y nos pareció bien. Nos fuimos con ellos seis día a Vergel de la Frontera para rodar, nos pagaron la estancia del hotel, locomoción y comida. Nada mas cobramos, nos hicimos amigos y cuando no nos acordábamos vinieron a buscarnos y a decirnos que lo habían premiado con un millón de pesetas y ponerlo en una sala de cine. Durante mucho tiempo seguimos en contacto pero ya hace mucho que no sabemos nada de Nicolas Muñoz, espero que esté bien.
En la actualidad
En esta época empezaba otra etapa de mi vida en el teatro, el de aficionada. Nos encantaba hacer feliz a los demás en barrios y pueblos, incluso en los colegios pero esto vino mas adelante.
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