Blog Oficial de la actriz y escritora Sevillana María de Adorna

Bienvenidos a la web oficial de María Muñoz Ballesteros, más conocida como "María de Adorna". Actriz sevillana, mujer con carácter, apasionada y luchadora. Artista Sevillana, dedicada en cuerpo y alma a su gran pasión "El Teatro". Sus recuerdos, sus pensamientos, sus pasiones, SU VIDA.

En este lugar se intentará dar a conocer a esta artista, escritora y actriz sevillana de 84 años que pese a su edad no ha dicho no a las nuevas tecnologías. Ella contará sus recuerdos, hará memoria de su vida paso a paso. Una Guerra, una Niña, un Amor único, un Trocito de Historia.

viernes, 29 de noviembre de 2013

5ª Parte del Resto de mi vida

Para empezar esta parte de mi vida pensaba que tiempos pasados fueron mejores pero no, sólo son diferentes.

Primero feliz, miedo, hambre, castigos, separación de mi madre y hermanos.
Segundo rebeldía, tenacidad, superación y sobre todo fe en que el hombre que yo quería un día pensaría que yo era la mujer de su vida y esa fue mi meta.

Pero creo que ningún tiempo pasado fue mejor. En el año 1957 mi matrimonio empezó a dar frutos, el 15 de septiembre serían las cuatro de la madrugada me puse de parto, al menos eso creía yo.

Entonces las mujeres que querían parían en sus casas y yo quería que fuera así. Vino la matrona sobre las nueve de la mañana y cuando vió a mi madre, a Adorna y mi cuñada Encarna, que le traía un vaso de agua temblando, me dijo:

-Hija... creo que te voy a ingresar porque la mas tranquila aquí eres tu.

Así fue como me ingresaron sobre las 12 de la mañana. Una de mis compañeras del colegio, Amelia, trabajaba en García Morato, que es como se llamaba entonces el hospital donde me llevaron. El nombre conocido por toda Sevilla no era ese, le llamaban Corea, todos decían: -Voy a operarme en Corea-, tanto que el ayuntamiento lo prohibió con multa de 25 pesetas. Le llamaban de esa forma por los accidentes y muertos que durante su construcción se ocasionaron. Hoy se llama Virgen del Rocio.

 Hospital García Morato 1957

Estaba en paritorio quejándome como todas las mujeres pero sin dar gritos como otra de las compañeras, recuerdo como la matrona le decía que gritando no iba a servir de nada, no le dolería menos por eso.

A las 3 de la tarde nació la niña mas bonita del mundo, mi hija Margarita, peso 3.600 gramos, los ojos claros y mi compañera Amelia decía:

-Es preciosa, ha nacido el día 15 a las 15 horas.

Ella se encargó de dar la noticia al papa y a mi hermano Manolo, los hizo pasar para que la vieran. En aquella época aún no era costumbre que los padres estuvieran en los partos.

Cuando yo llegué a la habitación, Adorna ya la había visto. Recuerdo que el Betis jugaba ese día con el Jaén en tercera división y desde la habitación se escuchaban los gritos cuando marcaban un gol, el hospital está muy cerca del campo.

Cuando vino Amelia para traerme a mi niña para que le diera el pecho, de acuerdo con Adorna, me traía otra niña y yo le dije que esa no era la mía. Amelia me preguntó:

-¿Por qué lo sabes?-

Yo le dije:

-Mi niña tiene dos lunares marrones en los ojos.

La pequeña que me tría Amelia era de la compañera de habitación, Adorna traía la nuestra y entonces se fijó en los lunares, hasta ese momento no los había visto.

Amelia le dijo:

-¿Te das cuenta lo lista que es?-

Adorna le dijo que ya lo sabía.

Terminó la visita y me quedé con mi niña, ellos se marcharon para decirle a mi madre que ya era abuela. Esa noche lo celebraron mis hermanos, mi madre, Juan, Rocio y mis amigos del barrio, así terminó el día.

A los dos días me dieron el alta y al ver la cara de mi madre riendo y llorando, me fui para ella y la abracé con la niña embrazos y tanta fue la emoción que tuvo que sentarse y yo creo que desde ese momento fue su niña, como siempre ella decía. Mas adelante contaré mas cosas de la relación de la nieta y la abuela.

Los primeros días parecía que no había niña, era muy buena, yo tenía que cogerla para darle el pecho porque nada mas quería dormir. Recuerdo que a los 12 días de nacer fuimos a Castilleja para que la vieran sus abuelos Juan y Trinidad y entre viaje, brazos de unos y otros no pudo dormir como ella quería. Cuando llegamos a casa preparé el baño y cuando la estaba bañando se desmayó. Por mas que intenté que despertara no lo conseguí y la lié en la toalla y salí corriendo a casa de Don Manuel, el médico de familia. El me tranquilizó, la puso en la camilla y con un buche de agua la despertó, empezó a llorar, me dijo:

-Mariquita... estaba sólo dormida, tienes que tranquilizarte y poco a poco iras aprendiendo a no llevarte sustos como este.

No quiso cobrarme nada. Cuando llegue a casa Adorna y mi madre estaban esperándome. Adorna enfadado porque no les había dicho donde iba, yo les dije que no lo pensé porque no quería asustar a mi madre. Adorna me dijo que eso no lo hiciera mas porque así era mayor el susto de ellos, tenían mucha razón pero yo lo hice pensando en no asustarlos.

El día de descanso de Adorna en el trabajo, fuimos al colegio para que las compañeras y las monjas vieran a mi niña. Era miércoles y llegamos sobre las 5 de la tarde, las niñas estaban en clase y cuando entré en la portería Sor Dolores me dijo:

-¿Quieres que llame a Sor Pilar?

Como usted quiera, le dije yo. A los pocos minutos llegó Sor Pilar, después de darnos un beso nos preguntó si queríamos dejársela para llevarla a que la vieran las otras hermanas. Le dijimos que por supuesto. Volvió al rato y nos dijo que la acompañáramos para que las niñas la vieran. Las primeras en verla fue la clase de Sor Pilar, luego todas la demás. 

Lo mas emocionante fue cuando nos despedíamos, todas las monjas traían un regalo para la niña. Sor Angela media docena de chalequitos, una docena de picos de felpa, era lo que entonces le poníamos a los niños, no como ahora los de usar y tirar, había que lavarlos a mano como todo lo demás en esa época. En fin, fueron muchos los regalos, patines, baberos, medallas de santos y una toquilla de punto. Sor Angela me dijo:

-Por esta, tu puedes hacer mas (ella fue una de las que me enseñó a coser, hacer punto, ganchillo, etc)


Sor Pilar como siempre fue la mas cariñosa con Adorna, con la niña y  por supuesto conmigo, nunca la podré olvidar.


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