Os voy a contar otro de los episodios que nos pasó referente
al teatro.
Tendría Margarita unos cinco años y como nosotros no dejábamos
de tener contacto con los amigos del teatro, nos ofrecieron en unas vacaciones
que nos fuéramos con ellos 15 días.
Emilio Ramos y sus tías Gracia y Marina, los nombro para
recordarlos porque fueron buenos amigos y aún ahora tengo algún contacto con la
familia. Tenían Compañía de teatro y nos fuimos esas vacaciones. Yo no trabajaba hasta el
final interpretando algunos Sainetes y dejaba a las niñas con una chica que las
cuidaba. Pasaron unos días y Margarita ya los conocía a todos por sus nombres,
así que un día que anunciaron que poníamos la Pasión de Cristo le dijo Emilio a
Adorna si quería que Margarita actuara esa noche en el momento que salen los
niños del pueblo recibiendo a Jesús. Adorna le dijo que si y desde ese día
empezó a decirle lo que debía hacer y decir, siempre advirtiéndole que a quién
saludaba era a Jesús, sólo tenía que decir:
Margarita en esa
actuación
-Jesús... deja que los niños se acerquen a tí.
Y ella cuando llegó el momento dijo:
-Emilio deja que los niños se acerquen a tí. (Emilio interpretaba a Jesús).
Adorna que tenía que salir y yo que representaba a la
Verónica empezamos a reírnos y Adorna por lo bajo dijo:
-En eso ya se va pareciendo a tí.
Porque ya sabéis, para los nombres siempre he sido un
desastre y muchas meteduras de pata cometí en el teatro cambiando nombres.
Todos los días pasados con ellos fueron muy felices y para
las niñas un cambio de vida unos días, donde recibieron cariño y regalos y para
nosotros ¡¡¡un cambio de vida sin rutinas diarias!!! ya era mucho y además
todas las Compañías de teatro que se enteraron de nuestra colaboración con Emilio en unos
días empezaron a escribirnos y decirnos que contaban con nosotros cuando quisiéramos.
En las siguientes vacaciones que tuvimos Adorna se puso en
contacto con Los Picasos, Fernando y Amparo, querían conocer a las niñas. Yo de
la familia sólo conocía a Amparo y a sus padres que fueron amigos de mis
padres. Adorna si los conocía ya que estuvo con ellos casi cuatro años
trabajando hasta que se vino a Sevilla para hacer las oposiciones que fue
cuando lo conocí yo.
Bueno, vuelvo al viaje. Íbamos a Extremadura y era también
un teatro portátil, como el de Joaquín. Fuimos en autobús desde Sevilla a
Badajoz, desde allí a Zafra en tren. Mis hijas era la primera vez que viajaban
en tren y ni siquiera habían visto uno.
En la estación nos esperaban Fernando y Amparito y nos
fuimos para donde vivían. Era una casa grande, las niñas no dejaban de mirar
los techos y la chimenea. Margarita me preguntó:
-Mama... ¿no tienen nevera?
Le dije que si. Su pregunta era porque ella no había visto
tanta chacina colgada de las vigas del techo.
Fernando y amparo tenían tres hijos, Fernandito, Raúl y
Carmelita. Nada mas que comimos los niños se fueron a jugar juntos y los
mayores a charlar como nos iba la vida. Nos preguntaron si no echábamos de
menos el teatro, le dijimos que la verdad no aunque yo si echaba mucho de menos
a las niñas y los compañeros pero sólo eso. Cuando llegó la hora de irnos para
el teatro fuimos todos juntos.
Parece mentira pero mis hijas aún recuerdan ese viaje después
de tantos años, el tren de madera, la casa con la chacina y sobre todo,
Margarita, recuerda las representaciones en el teatro porque para ella todo era
grandioso. Muchas veces me ha contado como disfrutó ese viaje y recordaba los
trajes tan bonitos, las lentejuelas y sobre todo una actuación donde Amparito
salía vestida como una de las pinturas de Julio Romero de Torres mientras uno
de los actores cantaba una canción.
Siempre fuimos amigos pero desde ese viaje mucho más, nos escribíamos,
nos llamábamos por teléfono y siete años más tarde a su hijo Fernando tuvieron
que operarlo de una pierna en Sevilla y nosotros nos hicimos cargo de él, estuvo en casa mucho
tiempo y hasta la primera comunión la hizo en Sevilla, a eso sus padres sí
pudieron venir pero al estar trabajando de pueblo en pueblo no podían venir muy
a menudo y nosotros esos meses tuvimos un hijo más. Después también fuimos a su
boda, desde aquí quiero enviarle un beso a Fernandito que ya no está con
nosotros. Más tarde falleció Fernando, también dejaron el teatro y el hizo
oposiciones. Trabajo muchos años en el Museo del Prado en Madrid y todo ese
tiempo seguimos en contacto y aún sigo teniéndolo con Amparito. Muchos besos
para ella, Raúl y Carmelita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario